Un artículo escrito por Marcus Garcia:
«Tuve mi primera experiencia de la escalada en hielo en el parque Ouray Ice en 1996. Volamos desde Dallas al pequeño aeropuerto de Durango. Mientras viajábamos por la autopista Million Dollar, recuerdo que me sorprendió el trayecto por el que estábamos conduciendo, repleto de nieve y de belleza deslumbrante. Fui a Ouray, Colorado con un grupo de amigos, todos los escaladores. Uno de los miembros de nuestro grupo había estado escalando sobre hielo durante años y quería que lo intentáramos. Para alguno de nosotros era la primera vez, entonces, ¿por qué no comenzar en el mejor lugar para aprender a escalar en hielo? Todo mi equipo fue prestado: piolets de eje recto, botas de plástico, polainas y crampones para montañismo. Al principio del día, conocí rápidamente a este dolor repentino en mis manos mientras se calentaban; los «Screaming Barrfies» como mis amigos los llamaban. Había escalado durante años antes de mi primera escalada en hielo, por lo que estaba acostumbrado al esfuerzo requerido, pero la sensación de sostenerme en un piolet de eje recto, mientras tienes las manos entumecidas, fue una nueva experiencia para mi. Me enganché a esta modalidad y he seguido amando el desafío que me plantea la escalada en hielo.
La escalada en hielo me ha colocado en algunas situaciones increíbles. Una que recuerdo es la que fui golpeado por una pequeña avalancha mientras escalaba una ruta clásica de hielo cerca de casa. No había nevado en aproximadamente 2 semanas. Todo estaba perfecto, y fue un gran día para escalar. Acababa de escalar el paso crucial de Stairway to Heaven y había clavado un tornillo de hielo cuando escuché lo que parecía una esplosión. Entonces un poco de hielo a la deriva me golpeó. Levanté la vista y vi una pared de nieve que venía hacia mí. Bajé la cabeza y me agarré fuertemente a mis herramientas. Por suerte, fue rápido. Miré a mi compañero y sin dudarlo, dije: «Hemos terminado». Había escalado esta ruta muchas veces en peores condiciones, pero ese día me enseñó a nunca bajar la guardia.
¿QUE MOCHILA ELIJO PARA MIS ASCENSIONES?
Cuando salgo, mi Osprey Mutant 38 siempre viene conmigo. Ha sido mi mochila preferida durante los últimos 12 años y tiene el tamaño perfecto para muchas de mis aventuras de escalada. Con la facilidad de ajuste sobre la marcha, puedo cargarla con mi equipo de escalada y hacer ajustes rápidamente para obtener el ajuste perfecto. Como escalador, me gusta cómo se adapta a mi espalda con todo el equipo de escalada guardado en ella. ¡Los puntos de fijación del casco y el piolet son sus características favoritas! La tapa tiene espacio suficiente para organizar mis bocadillos y mi pequeño kit de emergencia, lo que convierte al Mutant 38 en mi mochila predilecta.
¿QUÉ LLEVO EN MI MOCHILA?
La Mutant 38 se adapta a todo lo que necesito para pasar el día en el hielo o escalar en seco. Puedo colocar mi arnés, crampones, tornillos para hielo, guantes, herramientas múltiples, 2 botellas de agua, refrigerios, botiquín de primeros auxilios, accesorios para el hielo, bolsas de fruta y un casco con la cuerda debajo de la tapa.
10 ESENCIALES PARA LA ESCALADA DE HIELO
- Guantes extra calientes
- Calcetines adicionales
- Bálsamo labial
- Lámpara frontal
- Un buen casco
- Pequeño kit de primeros auxilios
- Gafas de sol
- Snacks que no se congelen
- Sistema de seguridad persona
- Líquidos calientes como el té
CONSEJO PRO
Trata el piolet como si fuera la gran asa de una jarra. Aferrarse más a él no te mantiene en el hielo. Usar los pies en una buena posición triangular puede mantener a raya la dificultad. Deja que las herramientas hagan su trabajo!»